Reducir nuestro impacto medioambiental
La fabricación de metal duro a partir de materias primas implica procesos que consumen mucha energía y pueden generar importantes residuos y emisiones. Al reciclar el metal duro de desecho, se reduce la necesidad de una nueva producción, con lo que disminuye el consumo de energía y se minimiza la contaminación ambiental.
Valor económico
El tungsteno y el cobalto que se encuentran en la chatarra de metal duro aún conservan valor, que puede recuperarse y reutilizarse en nuevos productos de carburo. El reciclaje del metal duro permite recuperar estos materiales y reintroducirlos en el proceso de fabricación, ahorrando dinero en costes de materias primas.
Reducción de residuos en vertederos
La chatarra de metal duro, si no se recicla, suele acabar en vertederos donde ocupa espacio y plantea riesgos medioambientales. El reciclaje del metal duro reduce la cantidad de residuos que van a parar a los vertederos, lo que contribuye a unas prácticas de gestión de residuos sostenibles.